El portavoz de Al Shabab remarcó que el
objetivo final de los muyahidines era “acabar con todos los no musulmanes que están
en su poder”. Los terroristas liberaron
progresivamente a estudiantes y personal musulmanes, y fusilaron y decapitaron
a los cristianos.
Desde el ataque y hasta el 16 de abril,
se impuso el toque de queda desde las 18.30 hs hasta las 06.30 hs en las
regiones fronterizas con Somalía.
“El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta,
en un mensaje a la nación, expresó sus condolencias a las familias de las
víctimas. Según el Gobierno, Mohamed Kuno, conocido
como Dulyadin, un antiguo
profesor de Garissa, es el cerebro de este ataque. Se ofreció
una recompensa de 200.000 euros por cualquier información que lleve a su
detención”.
Los atacantes fueron asociados con Al-Shabab, un grupo terrorista de Somalia que tiene vínculos con Al
Qaeda. Al-Shabab –en árabe: الشباب,
Los Jóvenes-, es un movimiento yihadista islámico de Somalía, que se desarrolló
a raíz de la derrota de la Unión de
Cortes Islámicas a manos del Gobierno Federal de Transición y de su patrocinador, las Fuerzas Armadas de Etiopía tras la invasión de Somalía en 2007.
Durante la final de la Copa Mundial de Fútbol de 2010 el grupo
realizó un atentado en Uganda, con por lo menos 76 víctimas mortales. Al Shabab, es responsable de numerosas lapidaciones en
territorio somalí, en una forma de ejercer el poder que recuerda a la ejercida
por los talibanes en 1996 tras la toma de Kabul.
Al Shabab también atacó al centro comercial Westgate de Nairobi en 2013, matando
al menos a 67 personas, y en noviembre de 2014 en Mandera, donde ejecutó a 28
de los 60 pasajeros de un autobús identificarlos como no musulmanes. Pese a que
Al Shabab insiste en que su objetivo son los cristianos, también atentan
indiscriminadamente y asesinan constantemente a musulmanes en Somalia.
El grupo terrorista, que se adhirió
formalmente a Al Qaeda en el 2012 y lucha para instaurar un Estado islámico de
corte wahabí en Somalia, volvió a recordar que mantendrá “la guerra” con Kenia
mientras dure la presencia de tropas kenianas en territorio somalí.
Un joven ghanés tuiteó a las 15:00 hs
del 03/04 este mensaje: “El mundo entero se
movilizó por Charlie Hebdo y (…), las vidas en África también deberían
importar”. El mensaje va acompañado de dos imágenes terribles de la
masacre del 2 de abril en la universidad de Garissa. Tan jóvenes como los
universitarios de cualquier parte del mundo, con las mismas esperanzas que los
universitarios de cualquier parte del mundo, con tanta vida por delante como la
de cualquier universitario.
Dicen y dicen bien que el terrorismo
de corte yihadista es una amenaza global, que golpea de forma terrible allá
donde puede, en Siria, en Irak, en Túnez, en París, en Copenhage, en Madrid... Es una amenaza global que no produce un
dolor global. Los muertos de Kenia no son nuestros muertos pese a que
los terroristas sean los mismos. Nadie irá a manifestarse allí, nadie convocará
una cumbre, no habrá titulares a cinco columnas.
No hay ingenuidad en esta apelación,
el problema es que para la opinión pública y para
los gobiernos del primer mundo hay vidas que parecen valer menos o
preocupar menos.
No es que Kenia no tuviera ayuda
externa.
El presidente Obama, que
visitó Kenia en julio de 2015, expresó horror y tristeza por los informes de
los estudiantes muertos en el ataque, y agregó que "el pueblo de Kenia
debe saber que tiene un amigo inquebrantable y aliado en los Estados Unidos de
América”.
Dicen las noticias del 16 de julio de
2015 que al menos dos altos comandantes del grupo somalí Al-Shabab resultaron
muertos en un ataque con drones americanos. Después de eso,
Al-Shabab arrasó la escena del ataque. Y otros jefes ocuparon los lugares de
los asesinados. Y luego, otros.
Sin embargo, el Presidente de
Kenia dice que es necesario que los países extranjeros los dejen resolver solos
sus conflictos.
"Hay alrededor de 96 de un total
de 150 escuelas primarias y secundarias en el condado que han cerrado debido a
los temores de seguridad".
Y una vasta red de agentes de
reclutamiento deambulan libremente, identificando jóvenes ociosos como sus
objetivos inmediatos para atraerlos al
movimiento yihadista. Unos 200 niños
han desaparecido de las escuelas y su paradero es siendo desconocido.
Hassan dice que aún tiene que entender
por qué su hermano eligió una pistola en lugar de una pluma y un libro…
En Kenia. En África.
Referencias
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