Siempre
existió algún intento de franquear la delgada pero presente barrera del istmo
de Suez entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. 163 kilómetros que evitarían
la larga y azarosa circunnavegación por el Cabo de Buena Esperanza. Construir
un canal navegable a través de las arenas del desierto no es una tarea menor, sin
tener en cuenta las implicancias políticas: a lo largo de los siglos, egipcios,
romanos y árabes vieron su gran importancia estratégica.
O porqué vemos a África como un extraño país, y a veces preguntamos ¿Cuál es su capital?
sábado, 30 de enero de 2016
jueves, 28 de enero de 2016
Tombuctú o ¿África es un rompecabezas? I
Entre los siglos VII y XVI se produjo en África un
gran desarrollo económico, político y cultural, con la consolidación de grandes
reinos: Zimbabwe, Mutapa, Congo, Ghana, Mali y Songhay, algunos de estos influenciados
por el Islam a través del comercio.
En ese período los tuareg fundaron Tombuctú cerca
del río Níger como un enclave comercial. Se
convirtió en un legendario punto de entrada al desierto del Sahara en la ruta transahariana; aquí se reunían
los camelleros, quienes comerciaban con la sal que traían del Mediterráneo y la intercambiaban por oro, fruta y pescado de las tribus negras. De allí el antiguo
proverbio:
“El oro viene del sur, la sal del norte y el dinero
del país del hombre blanco; pero los cuentos maravillosos y la palabra de Dios sólo
se encuentran en Tombuctú”.
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