jueves, 23 de julio de 2015

Las tierras del Preste Juan


“Yo, el Preste Juan, soy Señor de los Señores y supero en toda suerte de riquezas que hay bajo el cielo, así como en virtud y en poder, a todos los reyes del universo mundo. Setenta y dos reyes son tributarios nuestros. Cristiano devoto soy y a los cristianos pobres que, en cualquier parte se hallan bajo el imperio de Nuestra Clemencia los protejo, defendiéndolos y sustentándolos con nuestras limosnas. Hemos hecho voto de visitar el Sepulcro del Señor con el mayor de los ejércitos, pues cumple a la gloria de Nuestra Majestad el humillar y reducir a los enemigos de la cruz de Cristo y exaltar Su Bendito Nombre.                                                                                                                                                                                                                                                                       

No era la primera carta que este enigmático “rey-sacerdote” enviaba a occidente, ni las primeras noticias que el mundo conocido tenía de su existencia. Ésta fue la segunda carta, enviada al emperador bizantino Manuel Comneno en el siglo XII. Antes, el Papa Alejandro II había recibido una carta similar y hasta hay registros de que le respondió.                                              
La idea de este utópico reino lleno de prodigios y riquezas, con una organización social nada parecida a la de sus contemporáneos nació en el momento oportuno, en el medioevo de las Cruzadas y fue materia literaria durante mucho tiempo, aún en pleno Renacimiento.                                          
Pero también las historias del Preste Juan y las maravillas de su reino empujaron a exploradores europeos a adentrarse en las entrañas de África, desde un territorio que cabalgaba sobre el Mar Rojo, incluyendo al actual Yemen y al cuerno de África. Esa idea fue la que empujó a Diego Cão a introducirse en el continente negro a través de sus ríos desde el Atlántico. Pero al no haber sido encontrado nunca, el interés en su existencia desapareció definitivamente. Sin embargo, la historia del hombre en el cuerno de África es larga. Es posible que la aparición del homo sapiens haya ocurrido en ese territorio, en Etiopía, una de las naciones más antiguas de África, y del mundo. Existe cierta confusión en el uso del término Etiopía. Los antiguos griegos utilizaban la palabra Αἰθιοπία, que significa “el país de los rostros quemados” para referirse a un área muy extensa, que abarcaba Nubia, Sudán, la actual Etiopía y parte de Libia. En un sentido amplio, podía referirse a cualquier lugar de África situado al sur de Egipto, es decir, al África Negra. Aunque los abisinios o etíopes, como ellos mismos prefieren ser llamados, tienen una gran impronta semítica en su historia, prefieren pensar que la propia historia del hombre surgió de las entrañas de su tierra y no que los semitas simplemente los invadieron. Pero ésa es otra historia. Cuando los abisinios adoptaron el cristianismo alrededor del siglo IV después de Cristo, cortaron, en la medida de lo posible, su relación con sus antepasados paganos de Arabia Saudita.                                                                                 

Beta Giorgis (Foto de David Vaucher)



Con las Sagradas Escrituras traducidas al ge'ez, la lengua de los abisinios, los traductores decidieron leer sus textos de izquierda a derecha, como lo hicieron los babilónicos y asirios. Esta decisión se debió probablemente a la influencia griega. Alguien, con grandes habilidades filológicas, descubrió una manera de expresar las vocales en ge'ez uniendo líneas cortas y círculos a las consonantes del alfabeto sabeano y modificando las formas de algunas de las mismas consonantes. Así, los abisinios convirtieron el antiguo alfabeto de Saba en un silabario. Eso generó el cambio de algunos nombres, por ejemplo, Abisinia, se convirtió en Etiopía, a tal punto que la denominación “abisinio” se convirtió en peyorativa.                                           

Pero no todo es fantasía en las tierras del Preste Juan. Lalibela, un pueblo perdido, con nombre de lepidóptero o hierba aromática e incomunicado hasta hace una década, se descubre en las tierras altas de Etiopía. Atesora 12 iglesias esculpidas en la toba volcánica, muchas de ellas unidas entre sí por retorcidos pasadizos y túneles sumidos en total oscuridad. Ninguna igual a otra, talladas en bloques únicos, sin ladrillos, madera ni argamasa. Sus sacerdotes les dicen "Construidas por Dios". Las más conocidas son Biet Medhani Alem (Salvador del Mundo), la iglesia monolítica más grande del mundo y cuyos muros rosáceos se estiran desde un foso de 12 metros, y Biet Ghiorgis (San Jorge), un soberbio bloque en forma de cruz, reconocible aun desde el aire. En sus lóbregos interiores se desarrollan inmutables los ritos, plegarias y salmodias tal y como se celebraban en el siglo XII, en un idioma ininteligible incluso para los feligreses, el ge'ez, la lengua litúrgica oficial, el milenario idioma del imperio de Aksum. Desde las paredes de roca, decoradas con rotunda sencillez, miran con ojos desorbitados las decenas de santos, ángeles y vírgenes de piel tostada y expresión ingenua pintados por artistas antiguos. Un tapete trata de disimular inútilmente la irregularidad rocosa del suelo.                                                                   
En 1521, el capellán de la Embajada de Portugal llevó a Europa una versión desteñida de su existencia, convencido de que nadie creería la verdad.                                                                  
Y hoy, en cierto extremo de África, donde el tiempo parece haberse detenido y cristianos e islamitas conviven en tolerancia, las tierras del Preste Juan se materializan. Sólo un rincón de África. No su capital.                                                                                                                        

Referencias:
Imagen:                                                                                                                                                                    


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