miércoles, 2 de septiembre de 2015

Liberia III: o cómo viaja el Ébola


Diciembre de 2013. El niño tenía 2 años y vivía en Meliandoua, una aldea del África Occidental cercana a la ciudad de Guéckédou en la triple frontera de Liberia, Guinea, y Sierra Leona. Su principal alimento eran las frutas y los grandes simios estaban muy lejos de su alcance. Aquí no prevalecía la selva del Zaire. Multitud de sendas unían pueblos ignorando las fronteras entre los países y los lazos familiares eran extensos.
Una semana después de la inexplicable muerte del niño, murió su madre, luego su hermana de 3 años y, finalmente, su abuela. Todos tuvieron fiebre, vómitos y diarrea, pero ninguno supo de qué estaba enfermo. Dos de los asistentes al funeral de la abuela se llevaron el virus a su aldea. Y un empleado sanitario lo llevó a otra aldea más, donde murió, al igual que el médico que lo atendió. Ambos contagiaron a sus familiares de otras localidades.
El principal aliado de la enfermedad fue el desconocimiento que de ella tenían pobladores y personal de salud. Nadie pensó en Ezanga… El último brote de Ébola registrado ocurrió en Uganda en 2012, a 4.823 km de distancia lineales y a 6.882 km por carreteras.
África Occidental era ajena al virus del Ébola hasta entonces. Los trabajadores de la salud no reconocieron la enfermedad y no tenían ni la capacitación ni el equipo para evitar contagiarse ellos mismos y a otros pacientes. Todo un caldo de cultivo epidémico. Ayudó la presencia de Médicos sin Fronteras en la región para que en marzo de 2014 se diera el alerta del diagnóstico de la enfermedad. Pero entonces, un gran interrogante se abría: ¿cómo había llegado hasta esa región el Ébola?
A diferencia de la mayoría de los brotes anteriores, que ocurrieron en lugares remotos y localizados, este se inició en una región fronteriza donde la gente transita todo el tiempo, por donde pululan en mototaxis y minivans atiborradas de pasajeros. En este caso, la enfermedad ya se había activado mucho antes de que los funcionarios de salud lo notaran.
Así que, solapadamente, el Ébola se subió al “desarrollo” de la región: caminos mejorados, un desarrollo con “algunas deficiencias”: hospitales sin agua corriente, ni guantes.
Los científicos sospechaban desde hace varios años que los murciélagos son portadores del Ébola, pero la transmisión directa a los seres humanos es rara, a pesar de que estas comunidades cacen estos animales para alimentarse. Muchas de las epidemias anteriores habían sido relacionadas con el comercio de carne de animales salvajes.
Aunque gorilas, chimpancés, antílopes e incluso cerdos, -que posiblemente comen las mismas frutas que los murciélagos- han sido identificados como posibles responsables de la transmisión, los murciélagos parecían los principales sospechosos.
Por eso, un grupo de investigadores pasaron tres semanas conviviendo con la población y capturando murciélagos y otros animales en Meliandoua. Llegaron a la conclusión de que la enfermedad se extendió gracias a las colonias migratorias de los murciélagos de la fruta.
A pesar de que el Ébola no mata a los murciélagos, sí ha devastado las poblaciones de gorilas y chimpancés de la región. Otros investigadores recogieron 679 murciélagos, 222 aves y 129 ratones y otros pequeños mamíferos a lo largo de varios años en busca de presencia del virus. Algunos individuos de tres tipos diferentes de murciélagos de la fruta mostraron tener una respuesta inmune positiva a la enfermedad. Las tres especies están muy extendidas en África. Todos comen frutas y no está claro cómo o incluso si la enfermedad pasó de los murciélagos a humanos o si había un huésped intermediario, como simios. Los investigadores aún no saben si la transmisión murciélago a murciélago, murciélago a humano o murciélago a otro animal y luego a humano es responsable del inicio del brote actual. Pero el gobierno hasta prohibió la sopa de murciélagos para hacer frente a esta enfermedad sin precedentes.
Lo que sí es indudable es que la transmisión de humano a humano es la principal causa de la continua aparición de brotes en este momento. Un análisis genético del virus mostró que, al menos desde mayo de 2014, no ha habido ninguna evidencia de cualquier cruce de murciélagos o cualquier otro animal a los seres humanos. De hecho, la genética de la enfermedad es casi la misma desde Liberia a Guinea, lo que sugiere un único salto de un animal a un ser humano que ocurrió en Guinea oriental. Las personas que tienen la enfermedad sufren de fiebre alta, diarrea, vómitos, dolor y algunas veces sangrado. Esto es, la vía de transmisión es de persona a persona a través de estos fluidos corporales. De hecho, el brote en Sierra Leona se deriva de un solo funeral celebrado en Guinea a finales de abril de 2014. Cinco de los co-autores de un artículo en Science murieron de Ébola en el curso de la investigación. El camino del Ébola ahora es de persona a persona.
África tiene intrincados caminos, a veces inexpugnables a los ojos humanos. Pero a veces, alguien se toma un avión hacia América.


Referencias


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